Reducir el consumo energético en las viviendas se hace cada vez más necesario, con el consiguiente ahorro económico y la importante reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera.
Ahorrar en la vivienda y tener un hogar eficiente son dos conceptos a diferenciar.
Ahorramos cuando reducimos los consumos mediante un control del gasto, se toman medidas para eliminar consumos innecesarios y reducir aquellos prescindibles. Apagar la luz cuando salimos de una habitación es un ejemplo de ello y se considera una actitud activa.
Logramos una eficiencia energética cuando reducimos el consumo de energía manteniendo las mismas prestaciones, confort y calidad de vida, ya que el usuario no modifica su conducta, sino que utiliza sistemas y equipos más eficientes que son los que nos proporcionan los ahorros. Cuando sustituimos bombillas incandescentes por otras de las mismas prestaciones como son las bombillas de bajo consumo o la tecnología led. Esto lo denominamos una actitud pasiva, ya que son los sistemas o equipos los que proporcionan el ahorro.
Medidas de ahorro y de eficiencia que se pueden tomar en el hogar:
AHORRO
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EFICIENCIA
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Climatización
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Calefacción: Mantener la temperatura del termostato
entre 19 y 21º C y apagarla de noche o bajar el termostato hasta los 16º C.
Aire acondicionado: se recomienda una temperatura de 25º C
(una diferencia de temperatura con el exterior superior a 12º no es
saludable) y apagar el aparato una vez esté la estancia refrigerada y
encender el modo ventilador.
Desconectar el aire acondicionado cuando no haya
nadie en la habitación.
Vigilar el mantenimiento de los equipos.
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Sustitución de sistemas de calefacción convencional
por emisores de calor de baja temperatura.
Aislar la vivienda.
Ventanas con doble o triple acristalamiento, con
sistemas específicos para cada orientación.
Colocación de toldos, persianas u otros elementos de
protección solar.
Mejorar los sistemas de captación solar pasiva
mediante aperturas de huecos a orientaciones favorables, colocación de
elementos tipo invernaderos y sistemas de captación cenital en cubierta.
Actuaciones que permitan la ventilación natural
cruzada de las estancias.
Adaptación de la distribución de usos, en los
edificios, en función del comportamiento térmico de los espacios.
El empleo de vegetación como elemento de protección
solar y refrigeración natural.
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Iluminación
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Aprovechar la iluminación natural.
No dejar luces encendidas en estancias vacías.
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Empleo de lámparas de bajo consumo o LED ahorrará
hasta un 80 por ciento de energía.
Instalar reguladores de intensidad luminosa de tipo
electrónico.
Utilización de la domótica para optimizar el uso de los espacios.
Utilización de colores claros para disminuir las
necesidades de iluminación.
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Electrodomésticos
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Apagar los aparatos cuando no estén en uso y no dejarlos en “modo de espera” o “stand by”.
Desconectar los adaptadores que no estén
utilizándose, ya que siguen funcionando (con menos consumo) aunque no
transformen efectivamente la energía.
Para las lavadoras conviene trabajar siempre a carga
completa o adquirir un equipo que permita trabajar a media carga. El programa
de baja temperatura será casi siempre suficiente para dejar limpia la ropa.
La secadora consume más energía que un centrifugado.
Es mejor utilizar el calor del sol para un secado natural.
En el caso de que la cocina sea eléctrica,
aprovechar su calor residual, es decir, apagar el ‘fuego’ un poco antes de
terminar de cocinar.
Utilizar el frigorífico con sentido común: no abrir
la puerta de forma innecesaria, asegurarse de que el aislamiento funciona y
colocarlo lejos de las fuentes de calor como el horno o la cocina.
Descongelar el frigorífico cuando la capa de hielo
alcance los 3 milímetros de espesor puede ahorrar hasta un 30% de
energía.
Respecto al lavavajillas, su mayor gasto (80%) se
produce al calentar el agua, por lo que los programas de ahorro que lavan a
menor temperatura suponen un importante ahorro. No utilizarlo hasta que esté
completamente lleno a no ser que tenga la opción de ponerlo a media carga.
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Empleo de electrodomésticos energéticamente
eficientes (el mínimo debe de ser la clase A+).
En el caso de los televisores, las pantallas LCD
ahorran un 37% de energía respecto a los aparatos tradicionales.
La cocina de gas es más eficiente que la eléctrica.
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